Sin embargo quiero romper una lanza a favor de todas aquellas madres solteras que lo somos a una edad mucho más temprana. Y es que no todas decidimos ser madres solteras por esos motivos. Algunas decidimos serlo como primera opción.
Mi caso es muy diferente al de muchas madres solteras por elección. Yo siempre tuve claro que el modelo familiar que más se asemejaba a mi forma de vivir o de ver la vida era éste. Ya en el instituto lo hablaba con mis amigas, e incluso con mis padres. Siempre decía que si dado el momento no había encontrado a nadie sería madre soltera con ayuda de un donante anónimo, que iría a una clínica para que me ayudasen. Incluso mis padres, en más de una ocasión, me comentaron la posibilidad de ayudarme económicamente si eso ocurriese, mostrándome todo su apoyo.
Siempre he querido ser madre y siempre he querido ser madre joven. Entiendo que no todas las mujeres, sólo por el hecho de ser mujer, tienen que ser madres. Entiendo y respeto que haya mujeres que no quieran tener hijos y tengan otros objetivos en la vida que las hagan más felices. Pero para mí ser madre era muy importante. Sentía que era algo que necesitaba para completarme y sentirme realmente feliz y plena.
Mi camino de búsqueda empezó cuando tenía 25 años, cuando llegó un momento en el que mis ganas de ser madre se convirtieron en una especie de obsesión. Iba a comprar y me paraba en los escaparates de ropita de bebé o puericultura, salía a pasear y sólo veía bebés y embarazadas, compraba una revista para leer y era alguna relacionada con bebés... Creo que el punto final fue cuando fui a ver a una amiga al hospital porque acababa de ser madre. Cuando vi al bebé sentí una envidia insana. No es que no me alegrase por ella ¡ni mucho menos! pero de repente sentí un vacío en mí, como si me faltase algo. Y entonces me di cuenta de que ese "instinto" maternal del que muchas hablan había venido para quedarse.
Si me leéis habitualmente sabréis que mi camino fue bastante largo y duro. Pero absolutamente todo mereció la pena. Yo miro atrás y lo recuerdo todo con mucho amor y cariño porque fue una época especial, en la que luchaba por un sueño. Buscaba a mi bebé. Y todo lo vivido no hizo otra cosa que enseñarme cada día cosas nuevas y, además, me ayudó a conocerme mucho más.
En todo el camino he conocido muchas madres solteras por elección y me ha sorprendido comprobar cómo la mayoría no eran excesivamente mayores, tal como las estadísticas suelen mostrar. Entre mi tribu se encuentran dos grupos de monoparentales. Uno a nivel de Andalucía y otro más general. En ambos hay muchas madres que lo fueron, o que comenzaron el camino aunque se alargó demasiado, por debajo de los 35 años. Y en todos los casos decidieron ser madres por sentimiento maternal, no por sentir que era la última oportunidad de lograrlo. De ahí mi desconformidad con ello. Leo entrevistas y artículos en el que muchas madres dicen que recurrieron a esta opción como una última opción de conseguir tener un hijo. Entiendo su postura pero no me gusta que generalicen porque para mí, como para muchas otras, este modelo familiar fue mi primera opción.
Lo fue también para Ángela, del blog Una madre legal, que con 24 años dio el paso de comenzar su búsqueda en solitario. También para Elena, del blog Mamá Soltera que lo llevó a cabo con 32 años. Ambas coinciden conmigo en el hecho de que no querían esperar que llegase la persona adecuada porque ser madre era más importante para ellas que el hecho de tener pareja. Tampoco quiso esperar demasiado Rocío, del blog Madre Solterona, que sobre los 30 años tomó la decisión y la llevó a cabo.
Todos estos casos son sólo unos pocos de los muchos que podemos encontrar de mujeres que, muy por debajo de los 40 años, tienen claro su deseo de ser madre por encima de cualquier otra cosa.
En ninguno de los casos renunciamos al hecho de tener pareja sino que hemos priorizado nuestra necesidad o ganas de ser madres al de tener un compañero porque no concebimos el esperar encontrar una persona adecuada para tomar la decisión. Porque una no sabe cuándo va a encontrar a esa persona y si va a ser la adecuada. Y la realidad es que el tiempo pasa muy deprisa y hay muchos factores que juegan en contra, como nuestra fertilidad.
Por tanto, pese a las estadísticas (que, por suerte, cada vez van cambiando más) no todas las que decidimos ser madres solteras y formar una familia monoparental lo hacemos como la última opción que tenemos disponible para ser madres. Es decir, creemos en este modelo familiar y apostamos por él por ser tan válido como cualquier otro. Podíamos esperar más años para formar nuestra familia pero hemos decidido que no hay razón para esperar... ¿Esperar el qué?
Sin duda puedo afirmar, en mi nombre y en el de resto de mis compañeras, que somos felices y que nuestra decisión no ha sido anticipada y pensada de una forma rápida debido a nuestra edad. No sentimos que la maternidad nos haya robado parte de nuestra vida por haber decidido serlo tan jóvenes. El hecho de ser jóvenes ha sido un aliciente más para llevarlo a cabo y para disfrutar plenamente de nuestros hijos. Somos, y éramos, conscientes de lo que la maternidad suponía. Muchas incluso llevábamos tiempo informándonos, conociendo experiencias de otras madres y estudiando los posibles pros y contras que tiene ser monoparental. En mi caso lo hice por ampliar mi conocimiento sobre el tema pero nunca tuve dudas de que iba a ser así.
Hoy mi hijo tiene ya 2 años y puedo decir, con total seguridad, que nunca he tomado una mejor decisión en mi vida. Le miro y sé que sencillamente tenía que ser así.
- - - -
¿Conoces alguna madre soltera por elección, con qué edad o llevó a cabo? ¿Eres tú madre soltera, lo hiciste como primera o última opción?