Hoy traigo otro libro muy divertido gracias a SM. Esta vez está destinado a los más pequeños: "Los diminutos. En casa"
El libro es muy divertido y muy colorido, perfecto para que los más pequeños vayan descubriendo y conociendo las distintas estancias de la casa.
En el cuento, escrito por Bettina Paterson, aparecen 6 personajes: Nico, Leo, Guille, Tina, Susi, que son niñas y niños disfrazados de animales y Lola, una gatita.
Todos ellos viven juntos en la misma casa y realizan distintas actividades en ella. Algunos cocinan, otros comen. Algunos limpian y otros juegan. Cada uno realiza una actividad distinta, pero al final del día todos se van a dormir.
A través de preguntas, en cada página, nuestros peques tienen que averiguar dónde están los personajes o los objetos que se han perdido. Por ello en cada hoja hay grandes dibujos y varias pestañas donde pueden haberse escondido y que hará que estén muy entretenidos.
Es un cuento muy ameno, con un texto muy corto que da pie a que nuestros hijos se diviertan buscando y encontrando entre las estancias de la casa. Además sus hojas son de cartón grueso lo que facilita su manipulación entre las manos más pequeñas.
Un libro ideal para pequeños lectores. Para que tomen sus primeros contactos con los libros de la forma que más les gusta a ellos, jugando!
Si
te ha gustado la reseña y el libro te parece interesante, no dejes de
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si quieres!!!
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Otras reseñas realizadas (SM):
- ¡No hay nada!
- Retrato de la familia Pinzón
Antes del verano, y gracias a una amiga, supe que Lucía, mi pediatra venía a mi ciudad a dar una conferencia. En principio la idea me gustaba. La sigo por las redes sociales y me gusta lo que dice, es bastante coherente con mi forma de pensar. Me apunté a la conferencia sin saber de qué trataba y mi sorpresa fue gigante cuando leí el título: "Educar desde la tranquilidad", algo que me estaba fallando desde hacía un tiempo y es que bebé pingüino a sus, entonces, 15 meses era bastante terremoto y ya llevábamos algún tiempo con una fase de rabietas importantes.
Así que cogí mi libreta y me dispuse a prestar muchísima atención. Fue muy fácil porque Lucía es muy carismática. Engancha desde que comienza a hablar. Fue una conferencia muy instructiva pero también muy emotiva, con muchas risas y llenas de anécdotas familiares que la hacía mucho más amena.
Y todo esto fue lo que ella nos explicó:
Cuando decidimos ser madres, todo se centra en buscar información para hacer las cosas lo mejor posible, surgen los miedos, las dudas... y ésto hace que no disfrutemos de nuestros hijos al 100% en sus primeros años. Cuando éstas sensaciones pasan, nos damos cuenta que esos miedos no son nada! pero para ese momento ya hemos perdido un tiempo muy valioso que no vuelve.
1 - SENTIMIENTO DE CULPA DE LOS PRIMEROS AÑOS.
Como he dicho, entramos en la maternidad con un sentimiento de culpa que nos arrasa los primeros años. Un sentimiento que empieza en el post parto. Y es que nadie nos habla de él. Es algo así como un túnel oscuro en el que nos sentimos desbordadas por la situación. Nos sentimos solas, frustradas... Y nadie nos explica que esto es algo muy normal. De ahí la importancia de la educación emocionales en las clases preparto.
Esta situación y este sentimiento suele durar unos 2-3 semanas. Luego, progresivamente, debe ir desapareciendo e ir a mejor. Es importante que si ésto no es así se pida ayuda a un profesiona porque podríamos estar hablando de una depresión postparto. Algo de lo que tampoco se habla mucho.
2 - FASE DE ENAMORAMIENTO.
Tras superar esa primera fase algo difícil llegamos a una fase mucho más dulce. La de enamoramiento de nuestros bebés. No queremos separarnos de él y vamos a todas partes con él.
Es un periodo en el que siempre hay alguien que mete el dedo en la llaga haciendo instromisiones sobre nuestra forma de criar y educar. Por ejemplo: "¿No le das el pecho?" Pero no todo es opinable. Lo que cada uno decida en su casa sobre cómo educar y criar a su hijo debe hacerte feliz a ti y a tu familia. No debemos permitir comentarios de este tipo, ni juicios! Aunque a veces estos comentarios vengan de un familiar. Nadie tiene derecho a juzgar tu maternidad. Es importante frenar los comentarios que hacen daño. Por favor: opiniones constructivas!
3 - NO JUZGUES Y NO SERÁS JUZGADA.
Y en relación a lo que comentaba antes pasamos a la siguiente pase. La importancia de no juzgar, igual que no nos gusta que nos juzguen a nosotras. El juicio es el mayor impedimento de la escucha porque cuando juzgamos a otros, dejamos de escuchar. Salir del bucle: prejuzgar, jugar y sentenciar.
Es muy importante escuchar a nuestros hijos con los 5 sentidos. Pero no vale cualquier escucha. Debe ser una escucha activa. Obviamente no podemos escucharlo todo, pero es importante saber seleccionar y escoger los momentos adecuados como en el desayuno. Importancia de la atención y escucha plena y de calidad en los momentos adecuados.
4 - SU PRIMER CATARRO.
Cuando nuestros hijos se resfrían o se ponen malitos volvemos otra vez a una etapa de miedos. No debemos angustiarnos con ello. De hecho, a los niños se les llama mocosos porque suelen tener muchos mocos siempre. Esto no es motivo para perder la tranquilidad.
Debemos, en este punto, conocer los tipos de infecciones:
- Víricas: gripe, gastrointestinales, diarrea, virus, catarros, varicela...
- Bacterianas: infección de oídos u orina, anginas...
La diferencia entre ambos tipos está en el tratamiento: las víricas no se tratan con antibiótico. Es difícil, a veces, diferenciar los tipos de virus porque nos encontramos ante más de 200 tipos con síntomas y tratamientos iguales.
Es importante recordar que la función de la fiebre es la de mecanismo de defensa del organismo ante agentes extraños. Por tanto, la fiebre está en el bando de los buenos. El cuerpo detecta un virus y sube la temperatura del cuerpo para frenarlo. Por ello es necesario que no tratemos la fiebre. Lo que debemos tratar es el malestar del niño. Si éste tiene 38,5º de fiebre pero está activo y bien, no hay que hacer nada. El problema vendría si estuviese apagado o apático.
Por otro lado, tampoco tenemos que tener miedo a los mocos. La función de los mocos es la de mecanismo de defensa. En el moco se "pegan las cositas". Es decir, es un sistema de vehiculización de gérmenes. Los mocos son una reacción a algo que ocurre y, en ocasiones, puede haber fiebre también.
La media de catarro en un niño saño oscila entre 6-7 infecciones por año. No pasa nada, no hay problemas de salud por ello y no hay que preocuparse. La evolución normal es: 3 días de fiebre + 7 días de mocos + 14 días de tos. Y, como he dicho antes, no se trata con antibióticos.
Es importante no suministrar anticatarrales, antidescongestivos y mucolíticos porque no hay eficacia demostrada en menores de 6 años y en muchos casos puede estar hasta contraindicado. De hecho en algunos países ni los venden en estre tramo de edad.
Los pasos a seguir para su cuidado deben ser:
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Lavados nasales para mover el moco.
- Si hay molestias: dar apiretal o dalsy.
- Pultualmente se puede dar algún jarabe si la tos es muy fuerte y no les deja dormir. Por la mañana se levantará con más tos porque la hemos bloqueado por la noche.
- Hidratar mucho.
¿Cuándo debemos preocuparnos entonces? Sólo en estos casos:
- Bebé menor de 6 meses que tiene fiebre (debido a su sistema inmunológico pobre)
- Niños entre 6 meses y 2 años que tienen fiebre más de dos días.
- Niños mayores de 2 años que tienen fiebre más de 3 días (que es lo que suele durar un catarro).
¿Qué hacer ante esta situación?
- Si el niño está activo, juega y hay color no hay que preocuparse. Tiene buen estado general.
- Si el niño respira agitado hay que mirar si hay fiebre. Si la hay no debemos preocuparnos por la respiración acelerada ya que es un mecanismo de defensa de la fiebre. Debemos darle antitérmino y si la fiebre persiste entonces sí acudiremos al médico.
- Si aparecen manchas y al estirar la piel desaparecen no pasa nada, se irán pronto. Si, por el contrario, no se va, debemos ir al pediatra porque se trata de un virus.
En relación a los primeros catarros de nuestros hijos sacamos la conclusión de que nuestros padres eran más pacientes, nosotros somos más impulsivos.
5 - SU PRIMERA GASTROENTERITIS.
¿Cómo actuar ante una situación de gastroenteritis con nuestros hijos?
Si hay vómitos y diarreas no hay que dejarlos en ayunas porque se deshidrata. Cuanto antes les demos de comer y beber antes de recuperan. Podemos darles agua o suero oral desde el primer instante y poco a poco, parando entre vómitos. Si vemos que va tolerando el líquido podemos probar a introducir algo de comida, alternándola con líquido. Si lo hacemos así, poco a poco (y con mucha paciencia) se mejorarán y evitamos visitar urgencias.
La OMS recomienda un máximo de 20 gr de azúcar al día. Por tanto no debemos darles bebidas azucaradas en estas situaciones ya que no reparan sino empeoran, creando una diarrea osmótica provocada por el azucar.
Actualmente ya no es necesario dar agua de arroz, zanahoria y pescado hervido. Ya podemos darle de todo, igual que lo que comemos nososotros, teniendo un poco de sentido común dada la situación.
Resumiendo: Podemos darles de todo en pequeñas cantidades, alternándolo con agua y suero y evitando el azúcar.
6 - SU PRIMERA RABIETA.
Llegamos al punto que más me interesaba y del que más aprendí. Es algo sobre lo que tampoco se habla. Nadie te cuenta estas cosas, no te dan información.
Para entenderlo debemos saber que el cerebro se divide en dos partes:
- Superior: relacionada con cómo funcionamos la mayor parte del tiempo. Trabajamos con esta parte contínuamente.
- Inferior: relacionada con las emociones primarias e instintivas. Es con esta parte con la que funcionan los niños porque la parte superior la tienen aún muy poco desarrollada.
Por tanto para los niños todo es el "aquí-ahora", deseo puro, de la risal al llanto. A medida que crecen el cerebro superior va creciendo también (no termina de desarrollarse hasta los 18-20 años), siendo la adolescencia una etapa en la que vuelve a trabajar el cerebro inferior. Por tanto, si están rabiosos no van a atender a nuestos razonamientos por mucho que insistamos.
Es aquí cuando Lucía habla de un término que me pareció muy interesante: el secuestro emocional, que anula la razón. Y es que a los adultos nos pasa que cuando vamos de la parte inferior del cerebro a la superior nos damos cuenta de que hemos cometido un error. Esto es algo que a los niños les pasa mucho. Por muchos razonamientos que les hagamos ellos no entienden algunas cosas porque su razón está anulada, están secuestrados emocionalmente. Y es ahí cuando surgen las rabietas.
En el desarrollo normal de un niño suelen darse entre los 2-4 años. Es cuando están forjando su carácter y personalidad. Pero a pesar de este márgen estándar es un tramo muy limitado que en verdad suele ser mucho más amplio. Por tanto hay niños con 15 meses que ya tienen rabietas y otros con 8 años que también. Es más, como he comentado, en la adolescencia se repiten.
Estas rabietas son buenas porque no queremos niños sumisos. Ellos, con sus rabietas, muestran sus intereses. En general, los niños que tienen temperamento y carácter son más felices que los niños sumisos, lo que pasa es que, de cara a los padres, cuesta más llevarlos y hay que tener más paciencia.
Por tanto, es importante educar desde la tranquilidad. Darles márgen para que exploren y sean autónomos. No perderlos nunca de vista, pero darles espacio marcándoles el camino. Es nuestra mayor responsabilidad. A veces este camino será más amplio y otros más estrechos pero debemos marcarles el límite porque si no, no funciona. Si tú, como madre, no pones el límite, lo pone él. Será tirano y autoritario.
Pero ¿si es tan importante marcar límites porqué nos cuesta tanto? Porque nadie nos lo ha explicado. Ni la importancia que tiene.
¿Cómo gestionamos las rabietas?
- Desde el optimismo porque es algo bueno para ellos.
- No debemos dejar llorar a los bebés, pero si tienen 3-4 años no pasa nada.
- No debemos darle tanta importancia a las cosas que no la tienen, como las rabietas, porque a ellos los confundimos.
Cuando un niño detecta una situación de peligro lo primero que hace es mirar a sus padres. Si éstos le transmiten tranquilidad, el niño se relaja.
¿Cómo se ponen los límites?
- Hay que ser firmes, directos y no dar explicaciones.
- Mostrarnos cálidos con ellos. No hace falta gritarles, sólo subir un poco la voz.
- Lo que le digamos debe ser adecuado a su edad. Ellos lo entienden todo, sólo debemos adaptar la información a la edad de nuestros peques. No debemos hablar a los bebés como si fueran adultos, ni a niños más grandes como si fuesen bebés. Es algo importante que se nos suele olvidar.
- No juzgar al niño sino su comportamiento. Nos quejamos de que no se etiqueta y luego somos nosotros los que etiquetamos a nuestros hijos. Es decir, no atacar a su ser, hace daño a su autoestima.
- Expresar lo que sientes. A ellos les importan tus sentimientos.
- Pregunta qué ha ocurrido. Dar la oportunidad de que el niño se exprese.
- Utilizar la ironía (a partir de 5-6 años) le hace tomar conciencia.
- No le compares. Es malo para su autoestima y le hacemos pequeñito.
- Es importante hacerle pensar con preguntas abiertas que no se respondan con sí o no.
- Sé positivo!
¿Qué ocurre cuando todo esto no funciona?
Cuando nada de esto funciona es importante convertir tus necesidades en su necesidad y evitar los castigos porque no funciona. Además, podemos seguir unas pautas:
- Mantener la calma. No utilizar su mismo tono de voz.
- Ponerse en su lugar (Ejemplo: "Comprendo que quieras...")
- Marcar el límite (Ejemplo: "Las paredes no se pintan")
- Ofrecer una alternativa y permitir que elija ofreciéndole dos caminos: uno positivo y otro negativo, para que elija el camino positivo.
- Y si no acepta, llevar las consecuencias hasta el final. Estas consecuencias deben ser a corto plazo porque a largo plazo no funcionan.
Es importante que los dos padres estén a una. Si uno regaña, el otro debe callar o ayudar. Si no está de acuerdo es mejor hablarlo en privado pero no delante del nino. Por supuesto, se deben respetar las decisiones.
Rabietas en las que no sabes ni lo que ha pasado.
A veces pasa que de repente el niño está enrabiado y no sabes qué ha pasado! En estos casos es importante mantener la calma para analizar qué ha pasado y mantener contacto con él, porque nosotros somos su entorno más seguro.
Los más pequeños, a veces, no toleran el contacto físico por eso, en este caso, debemos alejarnos para que se tranquilicen. El secuestro emocional dura unos minutos, no es eterno. Cuando acaba, suelen buscar a su madre o a su padre y cambia el llanto, es distinto. Entonces es cuando hay que abrazarlos y besarlos para calmarlos y preguntarles qué ha pasado.
Es importante no culpabilizarse por no llegar a todo porque nuestros hijos son felices con lo que nosotros le damos. La maternidad es enseñar. Lo que a ti te funciona es perfecto para ti, le pese a quien le pese. Pero si no funciona, es el momento de cambiarlo. Nuestras madres no solían quejarse tanto. Además, lo que funciona con un hijo no tiene porque funcionar con el otro porque cada uno es distinto. No debemos educar a distintos hijos de la misma forma. Para cada uno una cosa es más importante que para el otro.
Ten en cuenta que:
- Tu hijo no nació para cumplir tus sueños.
- Tu hijo no es un "mini-tú"
- Acéptale como es y acéptate tú como eres.
Porque nadie dijo que esto fuera fácil!
Como véis, la conferencia dió para mucho. Para terminar nos puso un vídeo muy emotivo en el que nos explicaba, a través de una vivencia personal, porqué decidió ser pediatra. Sin duda fue una gran tarde! A terminar hubo turno para la firma de libros. Yo, que no los tenía, aproveché para comprarlos y que me los dedicase. Y aunque aún no los he leído, la temática es muy similar a la de la conferencia, lo cual me parece muy interesante. Muy recomendable!